Qué ver en Roma: una guía para enamorarse de la Ciudad Eterna
Roma no es solo una ciudad: es un museo al aire libre, un viaje en el tiempo y una postal viva en cada rincón. Caminar por sus calles es encontrarse con ruinas milenarias, plazas llenas de vida, fuentes que parecen esculturas y aromas irresistibles de pizza y espresso. Bienvenidos a la Ciudad Eterna, donde el pasado y el presente conviven con una belleza única.
Coliseo Romano
El Coliseo es, sin dudas, el símbolo más reconocible de Roma y una de las siete maravillas del mundo moderno. Construido en el siglo I d.C. bajo el mandato del emperador Vespasiano, este gigantesco anfiteatro albergaba combates de gladiadores, cacerías de animales salvajes y espectáculos públicos ante más de 50.000 espectadores.
Su estructura, que ha resistido terremotos, saqueos y el paso del tiempo, sigue impresionando por su escala y perfección arquitectónica. Recorrerlo por dentro permite imaginar la magnitud del Imperio Romano y la vida social de aquella época. Se puede visitar tanto el anillo exterior como las gradas, la arena central y el subterráneo, donde se preparaban los luchadores y animales antes de salir a escena.
Consejo viajero: te recomendamos reservar la entrada online con anticipación, especialmente si querés hacer una visita guiada o acceder al nivel subterráneo y al Foro Romano, que se encuentra justo al lado y suele estar incluido en el mismo ticket.

Panteón de Agripa
El Panteón es uno de los edificios mejor conservados de la Antigua Roma y una verdadera joya arquitectónica. Fue construido por el emperador Adriano alrededor del año 126 d.C. sobre las ruinas de un templo anterior, y originalmente dedicado a todos los dioses del panteón romano.
Lo que más impacta al ingresar es su majestuosa cúpula de 43 metros de diámetro, una hazaña de ingeniería que aún hoy asombra. En el centro de la cúpula se encuentra el óculo, una abertura circular que deja pasar la luz (¡y la lluvia!), creando una atmósfera mágica en su interior.
Desde el siglo VII funciona como iglesia cristiana, y en su interior descansan figuras históricas como el pintor Rafael y los reyes Víctor Manuel II y Humberto I.
Dato útil: la entrada es gratuita algunos días, pero conviene reservar con antelación si vas en temporada alta, ya que suele haber largas filas. Está ubicado en la animada Piazza della Rotonda, ideal para descansar y tomar algo con vistas al templo.

Fontana di Trevi
La Fontana di Trevi es la fuente más famosa de Roma y una de las más bellas del mundo. Diseñada en estilo barroco por Nicola Salvi en el siglo XVIII, esta obra monumental está construida sobre la fachada de un antiguo palacio y representa a Neptuno, dios del mar, rodeado de tritones y caballos marinos.
Además de su imponente belleza, la fuente es conocida por la tradición de lanzar una moneda de espaldas: se dice que si lo hacés, vas a volver a Roma algún día. Cada día, miles de turistas repiten este ritual, y el dinero recaudado es donado a obras sociales.
De día o de noche, iluminada o bajo el sol, la Fontana di Trevi es un espectáculo en sí misma. El sonido del agua, la escultura y el entorno crean una postal mágica que no te podés perder.
Consejo viajero: si querés disfrutarla con menos gente, lo ideal es ir muy temprano a la mañana o pasada la medianoche, cuando el lugar recupera su encanto más tranquilo.

Ciudad del Vaticano
La Ciudad del Vaticano, el país más pequeño del mundo, es el corazón espiritual del catolicismo y uno de los sitios más impactantes de Roma, tanto por su valor religioso como artístico. Allí se encuentra la majestuosa Basílica de San Pedro, una de las iglesias más grandes y hermosas del planeta, con obras maestras como “La Piedad” de Miguel Ángel y el imponente baldaquino de Bernini.
Subir a la cúpula de San Pedro es una experiencia inolvidable: desde lo alto se obtienen vistas panorámicas de la Plaza y gran parte de Roma.
Dentro del Vaticano también están los Museos Vaticanos, donde se puede recorrer una de las colecciones de arte más importantes del mundo, incluyendo esculturas antiguas, tapices y galerías impresionantes. El punto culminante es, sin dudas, la Capilla Sixtina, famosa por los frescos de Miguel Ángel, especialmente «La Creación de Adán» y «El Juicio Final».
Consejo viajero: se recomienda comprar las entradas online con anticipación, ya que las filas pueden ser muy largas. Para entrar a la Basílica, llevá ropa adecuada (hombros y rodillas cubiertos).

Foro Romano y Monte Palatino
Situado en pleno corazón de la antigua Roma, el Foro Romano fue el centro político, comercial y religioso del Imperio. Caminar entre sus ruinas es como retroceder más de 2.000 años en el tiempo: templos, basílicas, arcos de triunfo y columnas que aún se mantienen en pie cuentan la historia de una civilización que marcó al mundo.
Entre los restos más destacados se encuentran el Arco de Septimio Severo, el Templo de Saturno, la Vía Sacra y el Templo de Vesta. Todo está al aire libre y rodeado de colinas que dan un marco impresionante al recorrido.
Desde el Foro se accede directamente al Monte Palatino, una de las siete colinas de Roma y, según la leyenda, lugar donde Rómulo fundó la ciudad en el año 753 a.C. Además, aquí se construyeron los palacios de los emperadores, cuyas ruinas aún se pueden visitar. También ofrece una de las mejores vistas panorámicas del Coliseo y del propio Foro.
Consejo viajero: podés visitar el Coliseo, el Foro y el Palatino con una entrada combinada. Lo ideal es dedicar varias horas al recorrido, llevar agua y calzado cómodo. Para entender mejor lo que estás viendo, se recomienda hacer el tour con guía o audioguía.

Trastevere
Ubicado al otro lado del río Tíber, Trastevere es uno de los barrios con más encanto de Roma. Sus calles adoquinadas, fachadas coloridas cubiertas de enredaderas, ropa tendida entre balcones y plazas llenas de vida lo convierten en un lugar ideal para pasear sin apuro, dejarse perder y disfrutar del alma más auténtica de la ciudad.
Lejos del bullicio turístico de los grandes monumentos, Trastevere mantiene un aire bohemio y local. Durante el día es perfecto para tomar un café o recorrer pequeñas tiendas artesanales, y por la noche, se llena de ambiente gracias a sus trattorias tradicionales, bares con terrazas y callejones iluminados con faroles tenues.
Entre sus rincones más especiales está la Piazza Santa Maria in Trastevere, donde se encuentra una de las iglesias más antiguas de Roma, famosa por sus mosaicos dorados. También vale la pena subir al cercano Gianicolo, desde donde se obtiene una de las mejores vistas panorámicas de la ciudad.
Consejo viajero: es el lugar ideal para terminar el día cenando como un romano. Probá una buena pasta casera o una pizza al taglio en alguna trattoria familiar, ¡no te vas a arrepentir!

Después de caminar entre ruinas, perderse por callecitas con encanto, probar pastas inolvidables y lanzar una moneda en la Fontana di Trevi, uno entiende por qué Roma enamora a todos los que la pisan. Esperamos que esta guía te ayude a planear tu recorrido y que disfrutes de cada momento en esta ciudad mágica.